Historia

Julio Hidalgo González

Pasión por el trabajo

 

Julio Hidalgo González nació el 27 de julio de 1925 en Sozoranga, provincia de Loja, Ecuador. A los 11 años se trasladó a la capital provincial. La muerte temprana de su padre, don Segundo Hidalgo, en 1939, lo convirtió en el pilar de apoyo de su madre, Zoila Luz González. La educación fue el eje de la familia; el básquet su deporte favorito, la afición a las matemáticas y el espíritu de aventura, fueron elementos clave para su equilibrio y madurez, que orientaron sus decisiones con acierto.

Hidalgo González se graduó en 1952 de ingeniero civil y arquitecto en la Universidad Central del Ecuador, en Quito. Muy activo y con liderazgo desde joven, fue Presidente de la Asociación de Estudiantes de Ingeniería y Director de la Revista Estudiantil de Ingeniería. Al cursar la mitad de la carrera, ingresó como dibujante al Ministerio de Obras Públicas (MOP), y llegó a ser nombrado secretario particular del ministro. Al graduarse, regresó a su provincia natal, pues debía devengar con trabajo su beca de estudios al Municipio de Loja. Fue designado Director de Obras Públicas de esa ciudad. Paralelamente, laboró como profesor en la Universidad de Loja. Esta etapa fue de gran aprendizaje, y constituyó la base de su formación, que alimentó su vocación de abrir caminos.

En 1954 se trasladó a Quito, contrajo matrimonio con Olvia Barahona, licenciada en Filosofía y Sociología, quien aportó significativamente en la vida y obra del gran constructor. Formaron una admirable familia con cuatro hijos Juan Francisco, Julio, Olvia Elvira y Fernando en un ambiente muy especial: todos excelentes profesionales que compartían la fuerza moral y la mística por el trabajo en beneficio de la región y el país.

En ese entonces, Julio Hidalgo trabajó en el MOP, en la elaboración de estudios y participó como fiscalizador de obras. Si bien amplió su perspectiva de la construcción a nivel nacional, no compartía ciertos preceptos burocráticos del sector público. En su afán por desarrollar experiencia en el sector privado y emprender por caminos propios, viajó a la provincia de El Oro, como director técnico de una empresa de construcciones.

También se dedicó al cultivo de banano, cacao, naranja y otros productos tropicales. Se fue afianzando como constructor y productor, lo que le llevó a formar su primera empresa junto a su esposa, y suscribieron contratos con los gobiernos locales para la construcción de varias carreteras, pavimentación de calles y construcción de importantes edificios en la región litoral, como el canal de riego de Santa Rosa, estudios  para la presa Tahuin, aeropuerto de Taura con la Junta de Defensa Nacional y otras edificaciones.

En 1960 regresó a Quito, donde continuó su trabajo en proyectos viales e infraestructura en todo el país, acatando su voluntad de extender horizontes; anhelo compartido y apoyado por su familia. Juntos imprimieron sus principios y valores, cimientos de sus logros y éxitos.

El 27 de marzo de 1969, constituyó la empresa Hidalgo e Hidalgo Constructores (HeH), con una participación mayoritaria. Enfrentó nuevos retos al trabajar con grandes transnacionales e intensos desafíos técnicos. 

La Petroleum Company contrató la construcción de la carretera paralela al oleoducto, lugares inhóspitos e inaccesibles en la enmarañada e impenetrable selva, donde maquinaria y trabajadores tenían que llegar en helicópteros. Esta experiencia le abrió nuevas oportunidades, con la William Brothers concertó la construcción de la infraestructura y los caminos de acceso a las estaciones de bombeo de Lumbaquí y a los pozos petroleros de Lago Agrio, Coca, Shushufindi y Aguarico. Además de vencer obstáculos inimaginables, la empresa ganó la reputación de terminar las obras antes del plazo, y consolidó su prestigio. Su permanente proyección hacia el futuro le permitió generar resultados de significativo aporte al crecimiento y desarrollo del país.

En 1972 se incorporó a la empresa su hijo Juan Francisco Hidalgo Barahona, en calidad de socio y presidente.

Con renovada energía de alta capacidad técnica, unida a la experiencia de su fundador y gerente general, Julio Hidalgo González, HeH amplió y diversificó su acción, fortaleciendo su liderazgo en el campo de infraestructura responsable. A mediados de los setenta, la compañía construyó el sistema de canales y represas en la cuenca del río   Guayas, a fin de proteger los campos agrícolas y las poblaciones de las inundaciones invernales y proveer de agua en los tiempos de estiaje. En esos años, HeH construyó vías como Durán-Babahoyo, Durán-Cochancay, Nobol-Empalme, Boliche-Puerto Inca, Yaguachi-Milagro, Durán-El Triunfo, Ibarra-San Lorenzo,Pifo-Papallacta-Baeza, Cuenca-Molleturo-Naranjal, Cuenca-Azogues. Todas guardan historias de hazañas y esfuerzos; y en especial historias de cambio en la vida de las poblaciones colindantes y del país.

En la provincia de Loja, HeH construyó los más importantes proyectos viales: Loja-Vilcabamba-Yangana, Solamar-Jimbilla y Pindo-Saracay. Pavimentó las calles céntricas de la ciudad de Loja, y ejecutó sistemas de riego como el de Zapotillo, cuyos objetivos principales eran incorporar nuevas áreas a la producción agrícola, abastecer de agua a varias poblaciones, y promover el desarrollo fronterizo de Ecuador y Perú.

HeH también invierte en la agricultura, se ha dedicado al cultivo de manzanas, palma africana y otras. La empresa Guaisa, creada en 1986, se concentra en el cultivo de rosas y el desarrollo de variedades propias, cuya marca es líder en los principales mercados del mundo. Fundada en 1998, la empresa Acualosa atiende el cultivo de camarones y comercialización del crustáceo, tiene como uno de sus objetivos la preservación de manglares en ciertas zonas de San Lorenzo.

Como ganadero, Hidalgo González tecnificó la producción lechera y renovó permanentemente sus hatos,mediante la importación de reproductores de razas puras y la inseminación artificial. Complementó la actividad con la instalación de una fábrica de alimentos balanceados. Uno de sus pasatiempos fue la crianza de ganado caballar, con pasión por los caballos de paso peruano.

Su principal fundamento fue el respeto a las leyes laborales y al trabajador, complementado con una política de desarrollo profesional y personal, a través de eventos de capacitación para ampliar los conocimientos y destrezas de los colaboradores. Creó el sistema de eficiencia y competitividad, que incluye premios con base en resultados. Adicional a las jornadas técnicas, se realizan jornadas deportivas, artísticas y culturales, con el propósito de fomentar amistad y compañerismo; y, elevar los compromisos de lealtad y solidaridad.

Reconocimientos y condecoraciones de instituciones públicas y privadas, nacionales e internacionales, atesoró Julio Hidalgo González a lo largo de su vida. No obstante, siempre huyó del adulo y la vanagloria. Entre sus principales preseas, destacamos el Escudo de Loja entregado por la Alcaldía en 1973, la condecoración al mérito del Constructor Nacional de la Cámara de Construcción de Quito en 1989, el reconocimiento del Colegio de Ingenieros Civiles del Guayas por la mejor obra realizada en 2003, las condecoraciones al Mejor Ciudadano elegido por el cantón Sozoranga (2002), el Consejo Provincial de Loja (2003) y el Consejo Provincial de Pichincha (2005), y la condecoración al mérito del Congreso Nacional en 2005. En su homenaje, se han designado con su nombre varios centros de educación, salud y recreación. En 2010 se inauguraron el mural y la plazoleta en Loja, en honor a su honradez, trabajo y sencillez. En el Museo al Trabajo de la misma ciudad, se pueden apreciar varias de las herramientas de este gran constructor.

Hidalgo González caracterizó sus actuaciones profesionales, con absoluta convicción de responsabilidad social, económica y ambiental. Priorizó el comportamiento ético, cabal cumplimiento legal, excelencia técnica en la ejecución de obras y servicios, atención y oportunidad hacia sus clientes, mejora en la calidad de vida de sus colaboradores, innovación, transparencia, apoyo hacia las comunidades, soporte a las artes, y respeto a la naturaleza. Su visión de progreso lo llevó a crear fuentes de trabajo en todas sus empresas, como contribución directa al desarrollo del país. Fue un gran protector de la naturaleza, sembró millones de árboles en las zonas donde realizó las obras, así como en sus propiedades, que constituyen bosques protectores y pulmones de pueblos y ciudades.

Don Julio fue un humanista, amante de la literatura y libros científicos; fue ante todo un maestro que dejó su legado de visión a futuro, basado en el trabajo constante y tesonero, de coraje para enfrentar los retos, de justicia social, de cumplimiento a la palabra dada, de disciplina y honestidad, de protección al medioambiente; legado que inspira a sus hijos, a sus colaboradores y a las futuras generaciones.

El ingeniero Julio Hidalgo González falleció en 2005. Su ejemplo de lucha permanente y responsabilidad siempre nos acompañará a todos los miembros de esta gran familia. Trasciende su responsabilidad al lograr garantizar una sucesión exitosa, bajo el liderazgo de Juan Francisco Hidalgo Barahona, con extraordinaria capacidad y calidad humana, tenacidad y perseverancia, quien ha proyectado a la empresa a nivel internacional.